La labor de entrenador de fútbol no es nada fácil. Dirigir un vestuario, lograr que tus jugadores sigan al pie de la letra tus postulados y que estos se reflejen sobre el césped, puede convertirse en una auténtica odisea. Es por esto que son muy pocos aquellos que alcanzan la élite y, sobre todo, que se mantienen en ella.
Los que seguimos el fútbol estamos acostumbrados a culpar a los entrenadores del fracaso y agradecer a los jugadores el éxito. Pero en los últimos tiempos, esta tendencia está cambiando y cada vez más se reconoce el papel y la relevancia de un técnico en los buenos resultados, y no sólo a las malas.
En el Espanyol quieren que Mauricio Pochettino sea al club perico lo que Pep Guardiola es al Barcelona, y para eso, se necesita tiempo y confianza. Así las cosas, el club catalán anunció hace unos días que Pochettino iba a ser el entrenador del Espanyol al menos hasta el año 2014, lo que acaba con los rumores que colocaban al argentino en otro equipo para la próxima temporada.
Las grandes ligas de Europa están llegando a su fin y los equipos ya comienzan a planificar la próxima temporada. A los entrenadores que han realizado una buena temporada con su equipo les están empezando a llegar las primeras ofertas interesantes mientras que otros dejan su cargo tras un año en el que no han logrado los objetivos deseados.
Y otro técnico más despedido. Ahora le ha tocado el turno a Jurgen Klinsmann, que ha sido cesado como técnico del Bayern Munich a falta de cinco jornadas para la finalización de la Bundesliga. La derrota en la última jornada ante el Schalke 04 ha sido la gota que colmó el vaso de la paciencia de Franz Beckenbauer.
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