Si algo tiene de especial el fútbol, sin duda, es la controversia y discrepancias que genera. Este deporte divide a las personas tanto como las une. Cada aficionado siente especial afinidad por un equipo en concreto, por un futbolista, entrenador, o…un estilo de juego. Quizá sea este último el objeto de mayor debate.
En la actualidad, existen varias disciplinas deportivas que están asomando con fuerza la cabeza y que están descubriéndose a pasos agigantados ante la gran mayoría del público. Uno de ellas es el fútbol sala, un deporte que en nuestro país siempre ha tenido una enorme tradición, a diferencia de lo que pueda parecer en un principio, pero que siempre se ha encontrado a la sombra de otros como el baloncesto o el fútbol. Sin embargo, esta situación cada día se está revirtiendo, por fortuna, aunque aún queda mucho camino.
Al igual que sucede en todos los deportes de equipo que tienen lugar en campos de dimensiones reducidas, el baloncesto nos ofrece una serie de variables tácticas que podríamos catalogar como infinitas. A lo largo de un partido, no es extraño observar un sinfín de jugadas, tanto en ataque como en defensa, que son claves en el devenir de una jugada. Una de ellas es la conocida como ‘pick and roll’.
El fútbol sala es una de las disciplinas que mejor combina los aspectos principales del juego: la técnica y la táctica. En un deporte tan dinámico que tiene lugar en un espacio tan reducido, surgen un sinfín de contextos que lo enriquecen y mucho. Uno de ellos es, sin duda, la posibilidad de utilizar el llamado ‘portero-jugador’.
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