Paradas Romero y la presión de ser árbitro de fútbol

Paradas Romero y la presión de ser árbitro de fútbol

Escrito por: Javi    1 marzo 2013     2 minutos

No es nada fácil ser arbitro. Siempre se critica su labor independientemente de que haya sido buena o mala, siempre se les culpa del infortunio de nuestro equipo, y hoy día se les mira al dedillo todos sus aciertos o fallos, y se les valora por jugadas que ni de cien tomas distintas son fáciles de aclarar. No, lo dicho, no es fácil ser árbitro si te paras a pensarlo y te pones en su lugar por un momento.

Tampoco es nada fácil ser en especial Paradas Romero. El árbitro andaluz es hoy día noticia porque supuestamente lo deja, y supuestamente lo hace por desavenencias con el Comité Técnico de Árbitros, presidido por el ex-árbitro Manuel Díaz Vega. Según se ha filtrado, Díaz Vega habría abroncado al árbitro de 40 años por no haber expulsado a Jose Mourinho en un partido del Real Madrid ante el Rayo Vallecano.

Por eso digo que no es nada fácil ser Paradas Romero. Puesto en entredicho por su propio gremio por no haber expulsado al técnico portugués, no quiero ni pensar la que se habría armado si el colegiado andaluz hubiera tomado la decisión de mandar a la caseta al técnico portugués, lo que hubiera implicado que se hubiera perdido el Clásico, como poco, ya que le habrían caído seguramente dos partidos.

Y es que Paradas Romero ya sabe muy bien qué es lo que se siente al expulsar a Mourinho, y por dos veces además. Ya sabe lo que es sufrir una persecución mediática por haber tomado esa decisión (por dos veces, repito) y ser tachado de «querer ser protagonista» (y eso es lo más blando que se le dijo), sin pararnos a pensar si estaba haciendo bien su trabajo o no, porque eso, al hablar de un árbitro, no se tiene en cuenta.

Por expulsar a Mourinho, y por otros momentos tensos que lo elevaron como el nuevo enemigo de los que esgrimen la teoría del Villarato, lo castigaron sin pitar partidos del Real Madrid. Y ahora por no expulsar a Mourinho recibe la reprimenda de sus «jefes». Así que como ven, es bastante complicado tomar una decisión acertada, no ya por interpretar bien o mal el reglamento, sino por como se lo tome el resto del mundo.

Y en esa tesitura, parece que Paradas Romero ha decidido guardar el silbato y las tarjetas en el cajón. Al menos, temporalmente Y a mí, viendo que ya no sólo respetan sus decisiones los medios (total, si al final no respetan a ninguno), sino que ni siquiera respetan sus decisiones en el Comité de Árbitros, me parece que ha hecho lo correcto. Aunque eso, como ya dije antes, nunca se toma en cuenta a la hora de juzgar un árbitro.