Didi Senft, el Diablo del Tour

Didi Senft, el Diablo del Tour

Escrito por: Javi    8 noviembre 2014     2 minutos

Lo vimos en las grandes etapas de los Tours que ganó Miguel Induráin, lo vimos también a lo largo de la oscura época de dominio de Lance Armstrong, y lo hemos visto desde entonces hasta acá, hasta el triunfo de Vincenzo Nibali en este Tour de Francia 2014. Es El Diablo, un personaje que ya está ligado a la iconografía de la Grande Boucle y, en general, de las grandes carreras ciclistas.

Su nombre, Dieter Senft o simplemente Didi, es el de un auténtico loco de la bicicleta. Un tipo nacido hace algo más de 60 años en la Alemania comunista y que, desde niño, ha hecho de su vida un culto a las dos ruedas y al deporte. Porque antes de ser el Diablo al que vemos cada año, de rojo y con su tridente, antes de darles ánimos desde la cuneta, Didi Senft fue ciclista.

Fue en su juventud y aquello no tuvo mucho recorrido. Pese a no llegar a profesional, buscó seguir ligado al ciclismo y se convirtió en diseñador de bicicletas, un oficio que también acabó llevando a su manera. Porque el Diablo pasó a diseñar bicicletas nada particulares, muchas de ellas en el Libro Guinness de los Récords: la bicicleta más alta del mundo, el mayor tándem del mundo … Cosas así.

¿Cómo acabó este señor convirtiéndose en uno de los iconos del Tour? La verdad es que hay diferentes versiones. Todo apunta a que intentó hacer un homenaje a Claudio Chiapucci, ciclista italiano al que apodan el Diablo. Se ve que le gustó la experiencia y repitió, y al final el personaje acabó devorando a la persona. Si Dieter no podía llegar al Tour (o ya incluso al Giro o la Vuelta), alguien lo llevaba.

Era una época de bonanza económica y al Diablo no le faltaban los patrocinadores para costearle sus viajes a las grandes vueltas, ya que su presencia nunca pasaba desapercibida a las cámaras de televisión. Esos tiempos, sin embargo, parecen haber quedado atrás y debido a esto, y también a los achaques de la edad y unos problemillas de salud, el Diablo dice que lo deja.

Así que trás más de dos décadas animando a los más grandes ciclistas de la cuneta, el Diablo parece que va a colgar el tridente. Ahora para verlo habrá que visitar el museo que tiene en Storkow, un pueblo a las afueras de Berlín, el museo en el que este Diablo expone un centenar de sus excéntricas creaciones, así como los recuerdos de toda una vida dedicada a una pasión, como casi ningún otro se la ha dedicado.