Mostovói: ‘El Zar de Balaídos’

Mostovói: ‘El Zar de Balaídos’

Escrito por: Carlos Garrido    31 marzo 2017     2 minutos

A lo largo de las distintas temporadas que han confeccionado la historia de nuestra liga, muchos han sido los futbolistas que nos han hecho vibrar y disfrutar de su talento. Uno de ellos fue el gran Aleksandr Vladimirovivh Mostovói.

Si tuviéramos que describirle, futbolísticamente hablando, podríamos decir que era un media punta con un buen control del balón, una gran visión de juego y una precisión casi milimétrica en el pase y el desplazamiento de pelota en largo. Cualidades que le ayudaron a ser considerado por muchos como el mejor futbolista ruso jamás visto hasta la fecha.

Nació un 22 de agosto de 1969 en la ciudad de San Petersburgo. Su pasión por el fútbol le llevó a no darse por vencido hasta hacer de este deporte su profesión, y lo consiguió. Comenzó su carrera deportiva en el Spartak de Moscú para, a continuación, hacer las maletas rumbo a la liga portuguesa. Allí, en el país luso, militó dos temporadas en el Benfica (1991-1993). Poco después, marchó para iniciar un nuevo periodo en Francia.

Ya en territorio galo, jugó un curso completo en el Stade Malherbe Cae, para trasladarse posteriormente al Cavaldos Basede-Normandie. La del Racing Club de Strasbourg fue la última camiseta de un club francés que vistió antes de llegar a España.

El verano de 1996, el RC Celta de Vigo hizo público su fichaje. Allí, en el cuadro gallego, tuvo lugar su explosión definitiva como futbolista y vivió su mejor época sobre el césped, hasta tal punto que fue apodado como “El Zar de Balaídos”.

Con el Celta, Mostovoi conquistó la famosa Copa Intertoto del año 2000, y consiguió alcanzar la finalísima de la Copa de S.M. el Rey, donde cayeron derrotados ante el Zaragoza. Su figura se tornó en toda una leyenda del cuadro vigués. Hasta en 235 ocasiones defendió ese escudo en Primera División.

En 2005, el crack ruso firmó por el Alavés, equipo por el que pasó sin pena ni gloria y en el que disputó tan solo un encuentro. Circunstancia que le hizo tomar la difícil decisión de colgar las botas. Jugador de carácter fuerte, con un talento infinito y que jamás será olvidado.

Foto|La Voz de Galicia


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