Después de la calamitosa temporada pasada del Bayern de Munich, quedando fuera de la Champions League, el hábitat natural de los bávaros, teniendo que conformarse con disputar la Copa de la Uefa esta temporada, necesitaban un golpe de timón que enderezara la nave. Sus dirigentes decidieron tirar la casa por la ventana y reforzar al equipo para no volver a verse en tan humillante situación. Se reforzaron en todas sus líneas, siendo los que más ilusionaron a su decepcionada afición el trío mágico formado por Miroslav Klose, figura de su máximo rival el Werder Bremen, el delantero italiano Luca Toni procedente de la Fiorentina y Frank Ribery procedente del Olympique de Marsella por el que pagaron la nada despreciable cifra de 25 millones de euros.