En inglés Lewis Hamilton (McLaren-Mercedes) fue profeta en su tierra y consiguió llevarse la victoria en el Gran Premio de Gran Bretaña tras superar con mucha ventaja al resto de sus rivales en una carrera en la que la lluvia fue la gran protagonista, haciendo de Silverstone una auténtica pista de patinaje en varias fases, lo que propició una carrera absolutamente loca con muchas sorpresas. Por detrás de Hamilton entraron Nick Heidfeld (BMW Sauber) y Rubens Barrichello (Honda), que volvió a un podium tres años después aprovechando la carrera sobre mojado. Fernando Alonso acabó en la sexta plaza tras estar luchando por el podium en algunas fases de la carrera, pero finalmente no pudo alcanzarlo ya que una incorrecta elección de neumáticos le relegó algunas posiciones.
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