El fichaje de Neymar ha costado más de 80 millones de euros, y un presidente
En verano, Sandro Rosell posaba así de sonriente junto a Neymar Junior. El presidente del Barcelona, por entonces, no podía estar más feliz, pues se acababa de apuntar un gran tanto, el fichaje de un jugador por el que suspiraba el eterno rival desde que despuntó. No auguraba entonces que ese fichaje, o mejor dicho, el cómo se llevó la operación, iba a ser lo que acabara con su mandato como presidente.
Rosell ha tenido que dimitir obligado por las circunstancias del affaire Neymar, y no por amenazas o presiones exteriores como ha intentado vender. Rosell ha dimitido porque no ha podido explicar que no se han gastado sólo 57 millones de euros en Neymar, la cifra que el Barcelona ha defendido a capa y espada desde que se realizó la operación, y que ya sabemos que no es cierta.
El nuevo presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, mano derecha de Rosell desde que este llegara al poder en 2010 con una cifra récord de votos, se ha visto obligado a enseñar las cuentas. Entre lo que se pagó por el jugador, los bonus al padre de Neymar, a una fundación de éste y al Santos, las cuentas se elevan por encima de los 80 millones de euros, y todo eso sin contar el sueldo del jugador, que entre pitos y flautas, puede ser el mejor pagado de la plantilla, incluso por encima de Messi.
A costa de tomar al socio y al aficionado por tonto, el Barcelona sigue defendiendo que la operación salió por 57 millones, cuando sólo hay que sumar para ver que no es así. Un socio o aficionado que sólo debe centrarse en lo que pase en el campo, palabras textuales, porque esto es sólo una maniobra para desestabilizar al club, proveniente de la capital, donde están que se mueren de envidia por no contar con el jugador brasileño, palabras casi textuales de nuevo.
Ciertamente, me parece incomprensible esta actitud de la directiva azulgrana, y que se vuelva a ese victimismo que antaño era costumbre y que no funcionaba nada bien. La oscuridad con la que se ha manejado el asunto de Neymar (y otros como los acuerdos con Qatar) no es lo mejor para generar confianza y tranquilidad en el socio. Bartomeu tendrá que cambiar esa línea, no ya para acabar completo el mandato de Rosell, sino para presentarse a las próximas elecciones, las de 2016, cosa que tiene en mente.