Fallece Jonah Lomu, la primera gran estrella mediática del rugby

Fallece Jonah Lomu, la primera gran estrella mediática del rugby

Escrito por: Javi    18 noviembre 2015     2 minutos

El 18 de noviembre será una fecha que se recordará de forma triste por los aficionados del mundo del rugby, y especialmente por los de Nueva Zelanda, país que ese día lucirá el color negro no porque sea el de su uniforme habitual sino por luto. Ha fallecido Jonah Lomu, probablemente el mejor jugador de la historia de este deporte o, si no, al menos el que ayudó que el rugby cambiara para siempre.

Sin duda, estamos ante la primera gran estrella mediática de este deporte, un deportista con un físico que no ha igual. Con casi dos metros de altura y 120 kilos de peso, contaba con una fuerza descomunal que le hacía imparable en carrera. A eso había que añadir que era todo un velocista, alguien que no desentonaría en una prueba de cien metros de una gran competición de atletismo.

Este físico y el hecho de jugar en los All Blacks lo convertían en una máquina de anotar ensayos, en un jugador al que ningún rival se alegraba de cruzarse en el césped. Intentar pararlo era un deporte de riesgo. Además, se convirtió en una máquina de generar dinero, pues fue un importante reclamo publicitario y televisivo. De pronto, la gente de países sin tradición era capaz de pagar por ver rugby sólo por ver correr a Lomu.

Su muerte le llega a la edad de 40 años, repentina sí, pero no por ello inesperada. No es tiempo ya para hacer conjeturas al respecto, pero la máquina perfecta tenía un punto débil: el riñón. Lomu sufría del llamado síndrome nefrítico, una enfermedad degenerativa que, en sus peores circunstancias, suele tener un índice de mortandad bastante alto. Lomu luchó muchos años con ella y estuvo en ocasiones al borde de la muerte.

Los primeros problemas con esta enfermedad los tuvo todavía como jugador en activo, teniendo que acelerar su retirada. Ni los trasplantes de riñón ni las sesiones de diálisis solucionaron un problema que se ha llevado al que, como decíamos, era el más grande jugador de rugby, aquel ala maorí nacido en Auckland que, con la camiseta de los All Blacks, cambió de un plumazo la historia de un deporte que comenzó una nueva era.


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