Michael Rogers, positivo por clembuterol

Michael Rogers, positivo por clembuterol

Escrito por: Javi    20 diciembre 2013     2 minutos

Decía Oleg Tinkov, el nuevo propietario del equipo Tinkoff-Saxo, durante la presentación de la compra-venta del equipo de Bjarne Riis, que el ciclismo había cambiado y que el dopaje se había acabado. Sin embargo, el magnate ruso acaba de aterrizar como dueño del equipo y ya se encuentra un caso de dopaje protagonizado por un hombre de sus propias filas: Michael Rogers.

La UCI anunció hace pocos días que el ciclista australiano del Tinkoff-Saxo ha dado positivo. El analísis por el que se ha pillado a este corredor, con un historial salpicado de sospechas aunque nunca de casos confirmados, se le realizó tras la disputa de la Japan Cup, una prueba de categoría menor de las que se realizan a final de temporada y en la que Rogers se llevó la victoria, precisamente.

La sustancia por la que se va a sancionar a Rogers es el clembuterol. Sí, amigos, la misma sustancia por la que se castigó a Alberto Contador, compañero de equipo de Rogers. Y es que hay que recordar que el australiano llegó para este año 2013 a las filas del equipo danés procedente del Sky, un fichaje sorprendente, sobre todo porque el equipo británico dejaba escapar a uno de sus mejores gregarios, y sin muchas explicaciones.

Al igual que en hizo en su día el ciclista español, Rogers ha tirado por la vía rápida y ha justificado la presencia de clembuterol en el cuerpo por una intoxicación alimentaria. Tranquilos porque Rogers no va a acusar a ningún carnicero de Irún. Simplemente, ha declarado que consumió carne durante su participación en el Tour de Pekín, no siguiendo la recomendación de la UCI de no comer carne en China, donde se usaba el clembuterol para el engorde de las reses.

¿Será cierto que Rogers ha sufrido una intoxicación alimentaria o simplemente se inyectó clembuterol sabiendo que tenía una excusa «convincente» a mano? La verdad es que el australiano, tricampeón del mundo contrarreloj, no es precisamente un santo, pues es sabido que fue tratado por el médico italiano Michele Ferrari, así que auguro que sus argumentos, por muy justificados que estén, no le van a librar de la sanción. O no deberían.