My Time, la polémica e interesante biografía de Bradley Wiggins
Los últimos libros que se han publicado sobre ciclistas, como por ejemplo el de David Millar o el de Tyler Hamilton, están teniendo mucho éxito. Probablemente aprovechando este tirón, y aprovechando que ha sido uno de los personajes del año 2012, haya llegado esta biografía sobre Bradley Wiggins titulada «My time», donde también queda claro que el ciclista británico tampoco ha sido un hombre ejemplar.
Si bien, cuando hablamos de los defectos de Wiggins no tenemos que hacerlo de asuntos relacionados con el dopaje, sino con el alcohol. La suya es una carrera que al final ha tenido éxito, después de lograr el triunfo en el Tour de Francia 2012 y el oro en los Juegos Olímpicos, medallas a sumar a las que ya obtuvo en Pekín 2008 y Atenas 2004, pero antes de llegar ahí le ha tocado vivir con el lado oscuro del deporte.
Nacido en Gante, un Bradley Wiggins niño se marchó junto a su madre a Londres, huyendo de su padre, un alcohólico que lo único positivo que hizo para su hijo fue inculcarle el amor por el ciclismo. Con el tiempo, Wiggins llegó a sufrir los mismos problemas que su padre con el alcohol, confesando que llegaba a beberse hasta 12 pintas por día, y no fue hasta que nació su primer hijo cuando se dio cuenta de que tenía que poner orden en su vida.
El nacimiento de su hijo y la necesidad económica, porque tras sus primeros éxitos en la pista, la caída en el pozo negro del alcoholismo le dejó los bolsillos vacíos. Nació así el nuevo Bradley Wiggins, aquel gigantón que venía de la pista pero que fue perdiendo peso paulatinamente y mejorando sus resultados en carretera, convirtiéndose en un favorito para ganar grandes vueltas hasta que al final consiguió el hito de ser el primer británico en ganar un Tour.
Precisamente uno de los puntos candentes de este libro va sobre lo que ocurrió en este Tour de Francia, y en especial su relación con Chris Froome. Todos sabemos qué pasó en la carretera, todos vimos que Froome podría haberse convertido en el enemigo de Wiggins y no en su gregario, y todos vimos que Froome no dudó en demostrar qué podía vencer a su compañero. Lo que no sabíamos es que realmente había problemas entre los dos.
Wiggins cuenta en su libro autobiográfico que tras la undécima etapa, donde Froome le humilló, pensó en abandonar y volverse a casa. Y reproduce hasta los diálogos del momento. Desde aquel momento, en el que Froome se saltó las reglas, Wiggins no tenía muy claro de en qué bando estaba su compañero y por eso pensó en abandonar, porque no sabía que podía esperar de Froome. Probablemente, lo que esperaba que hiciera el ciclista de origen keniata fue lo que al final no hizo.
Este libro demuestra que al final hubo dentro de Sky más que una guerra dialéctica entre las esposas de Wiggins y Sky a través de Twitter. Y ojo porque Wiggins y Froome siguen siendo compañeros para el año 2013, así que habrá que ver como lo sienta todo esto a la otra parte involucrada. Eso sí, me da a mí que para el curso próximo, Froome no será gregario de Wiggins ni viceversa, vamos, que no coincidirán en una gran vuelta, por si las moscas.