El año 2017 será el último en el pelotón profesional de Tom Boonen. Por eso, se suceden los homenajes en Bélgica al que ha sido su ciclista más grande en los últimos tiempos, homenajes como el que vimos en el pasado Tour de Flandes o como el que le ha regalado la Scheldeprijs 2017, saliendo este año desde Mol, la localidad natal de Tommeke.
La Scheldeprijs (Premio del Escalda) es una clásica belga que no presenta las habituales dificultades que reúnen este tipo de pruebas. Así, sin largos tramos de adoquinado y sin los terribles muros, la prueba es siempre la oportunidad de los velocistas de apuntarse una clásica por tierras flamencas.
Tras el Tour de Flandes, la siguiente cita en el calendario de clásicas por Bélgica es la Scheldeprijs. Esta prueba es la más antigua de cuantas se celebran en la región, corriéndose por primera vez en 1907 y celebrando en este 2015 su edición número 107, pero también es la que cuenta con un recorrido más benévolo, por lo que suele resolver en un sprint masivo.
Este miércoles 9 de abril se disputaba la Scheldeprijs, o el Premio del Escalda si lo prefieren traducido al castellano. Se trata de otra clásica belga sobre tierras de Flandes, que desde hace algunos años se disputa como antesala a la París - Roubaix y que, a diferencia de otras carreras de un día sobre suelo flamenco, habitualmente se decide al sprint ante la ausencia de muros en el recorrido.
Después de correr el Tour de Flandes, muchos ciclistas se quedan en esta región de Bélgica para disputar otra clásica menos reconocida que el Tour de Flandes pero algo más antigua. Hablamos de la Scheldeprijs, que se viene corriendo desde 1907 y que se caracteriza por tener un recorrido más llano, lo que facilita que se resuelva habitualmente en un sprint masivo con todo el pelotón agrupado.
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